“Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, es una de las frases más controversiales de la última canción que la cantante colombiana Shakira realizó en colaboración con Bizarrap.
Una oración que no deja indiferente a nadie y que invita al análisis de nuestra realidad actual. ¿Están realmente las mujeres hoy en día “facturando” de acuerdo a sus capacidades profesionales o todavía existen sesgos que la perjudican debido a su género?.
Para dar respuesta a estas interrogantes, hablemos sobre brecha salarial. Un tema que no es reciente, y para el cual, organismos internacionales cómo la Organización Internacional del Trabajo (OIT), OCDE, ONU mujer, buscan promover medidas que aborden la problemática. Pero antes que nada, definamos:
¿Qué es la brecha salarial?
Es la diferencia que pudiera existir en el sueldo que reciben personas que realizan un trabajo de igual valor; respecto de un mismo empleador.
Esta conceptualmente abordada tanto en la Constitución cómo en el Código del trabajo. Y aunque se basa en los principios de igualdad y no discriminación, en la práctica aun se observan brechas salariales, tanto en el mercado laboral chileno, como a nivel internacional.
¿Pero entonces en que se basan estas brechas salariales?
Como vimos en su definición, la equidad se evalúa considerando el mismo pago por “un mismo trabajo” en vez de hablar de “trabajos de igual valor”. Este enfoque de algún modo da espacio para evaluar la “igualdad del valor del trabajo” considerando variables cómo las calificaciones, capacidades, idoneidad, responsabilidad o productividad del trabajador. La consideración de estas variables son las que darían espacio para poder asignar valores monetarios distintos a trabajos de similar valor.
A nivel mundial se han identificado una serie de factores más bien estructurales de discriminación como, por ejemplo: El genero, la maternidad, el nivel educacional, la edad, la raza, el estado civil, religión, nacionalidad, situación socioeconómica, idioma, orientación sexual, identidad de género, apariencia personal, enfermedad o discapacidad u origen social entre otras.
En nuestro país, al igual que en el resto del mundo una de las variables que más influye en la brecha salarial es el género. Según ONU mujer, si bien las cifras muestran una tendencia positiva aún queda mucho por hacer.
“Las mujeres, perciben en promedio un salario 27% menor que el del hombre, mientras que la brecha de salarios mensuales entre hombres y mujeres en América Latina, es de un 14,5%.
Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en 2018
La Brecha salarial en Chile
A continuación, te mostramos 5 razones que, según señala ONU Mujer, influyen en la generación de esta Brecha Salarial a partir de la variable de género..
El empleo a tiempo parcial
Se refiere a trabajos con jornadas horarias reducidas, por esa razón generalmente este tipo de trabajos perciben un menor sueldo. Las mujeres suelen ocupar este tipo de puestos. No necesariamente como una elección libre y personal. Sino debido a que necesitan destinar tiempo al cuidado de los hijos, familiares o desarrollando labores del hogar. Las cuales, a pesar de ser altamente demandantes no son remuneradas y repercuten en el nivel del salario que la mujer recibe.
En cuanto a horas destinadas a trabajos domésticos y de cuidados no remunerados, una persona promedio destina 31 horas semanales a estas labores, y al desagregar por género en promedio, vemos que las mujeres le dedican 41 horas semanales, mientras los hombres le dedican sólo 19 horas. (Fundación Sol, 2022)
Peores Empleos
Este punto se refiere al acceso equitativo a trabajos de calidad o empleo protegido. ¿Qué es un empleo protegido? Aquel que cumple con los atributos de contrato formal con protección laboral. Es decir, un empleo con liquidación de sueldo, contrato escrito, cotizaciones previsionales, de salud, vacaciones y licencias pagadas, etc. Las mujeres no tienen la misma oportunidad de acceder a este tipo de empleo, y es allí donde se genera la brecha. Ya que no logran hacer un desarrollo de su carrera que le permita llegar a obtener cargos de mayor jerarquía. Aún cuando cuentan con niveles de preparación similares o superiores al de los hombres. En este aspecto, influyen la maternidad, la dificultar para trabajar horas extras, etc. (fenómeno llamado techo de cristal).
A modo de ejemplo, en términos porcentuales, los y las trabajadoras directamente contratadas (empleo protegido) perciben en promedio, un 29,5 % más que los y las trabajadoras externalizadas, según datos proporcionados por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias ODEPA.
Trabajos socialmente menos valorados
La mayoría de las áreas laborales mejor remuneradas están ligadas a las ciencias, tecnologías, ingeniería y matemáticas. Que históricamente son áreas que se relacionan más bien al trabajo desarrollado por hombres. Mientras que las mujeres suelen desarrollar trabajos relacionados al cuidado de terceros y servicios. Labores que son entendidas como una prolongación del trabajo domestico y reproductivo. Por ende han sido infravalorados, menospreciados y peor remunerados en el mercado laboral.
Autominusvalorización
Este concepto se refiere a la valoración de una persona en menos de lo que merece o vale. Como por ejemplo, las mujeres, que por cuestiones culturales e históricas, interiorizan que su trabajo vale menos que el trabajo de los hombres. Lo que aumenta la brecha salarial según datos de la ONU mujer. Al mismo tiempo, se ha visto que las mujeres negocian menos su salario y aceptan con más facilidad lo que se les ofrece. Además tienen menos propensión a cambiar de trabajo y prefieren la estabilidad laboral.
Ignorancia
Existe aún un alto grado de desconocimiento respecto del aporte de la diversidad en el ámbito laboral. En países desarrollados, la incorporación de la mujer y la diversidad en general, son un aporte en el desarrollo de las actividades económicas. Tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. Este desconocimiento explica, en parte, porqué las brechas aún no han disminuido. A pesar de las buenas prácticas de algunas empresas, con sueldos equitativos, roles laborales sin estereotipos de género, entre otras cosas.
¿Qué puedes hacer tú respecto a las causas de la brecha salarial?
Veamos el vaso medio lleno… Existen empresas que tienen iniciativas para favorecer la compatibilidad del trabajo y la maternidad. Con el involucramiento de los hombres/Padres, en tareas que anteriormente eran entendidas como exclusivamente femeninas.
Entonces, lo primero que puedes hacer, es postular a organizaciones que se muestran a favor o tengan iniciativas para disminuir la brecha salarial. (Algunas de estas empresas, tienen ofertas de empleo publicadas en Trabajando.com , míralas aquí)
Además, es importante que tú, como mujer y empleada, no te conformes con menos de lo que corresponde para tu nivel profesional y capacidades. Si, sabemos que decirlo es mucho más fácil que ponerlo en práctica. Y que a veces, con tal de mantener un trabajo estable somos capaces de permanecer donde realmente no valoran nuestro trabajo. Por ello, una pequeña parte de la brecha salarial, también depende de ti:
- Entiende que tu trabajo es igual de valioso e importante que el de un hombre
- Que no existe trabajo que no puedas realizar, si tomas la debida preparación para ello
- El cuidado de los hijos es una responsabilidad compartida y en el caso de que no lo sea, y debas quedarte en casa ¡tienes internet! Y con ello ¡acceso a un mundo de posibilidades!
- No te conformes. Si algo no te gusta o crees que no estás siendo valorada en tu trabajo, alza la mano y pon el límite. Prepárate, estudia y exige lo que te corresponde
